Por un instante el mundo se vuelve ciego
las pestañas amenazan con abrazarse hasta el infinito
una libélula me crece en la nariz
Los colores desertores te enumeran sus ausencias
en un cómputo frío y minucioso
la luz se apaga en tu escenario
sin tiempo para ovaciones
arrastras el aire hacia tus pupilas
dejándome sorda de estrellas
Y yo te miro esperando
que al amanecer de nuevo
tus ojos aún me reconozcan
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