lunes, 21 de julio de 2008

Laberintos de un minotauro

¿Qué me da miedo del laberinto?

Me aterra la ausencia de coordenadas
no poder trazar mi mapa
usted está aquí
sosiego encapsulado en un punto rojo
garantía de regresos y partidas

También resulta intolerable
el estridente desarraigo del reloj
la inconsistencia de los minutos
que se vuelven gaseosos
y huyen por un rincón de aquella esquina
subidos a una fila de hormiguitas

Perder espacio y tiempo, en definitiva
desenmascarar a estos dos farsantes
que no son más que irrealidades vestidas de palabras
conjuradas por el hombre para domesticar el viento
para delimitar fronteras
para comerciar calendarios
y ponerle fecha de caducidad al sol

¿Qué me da miedo pues del laberinto?
quizás que al recorrer mi espacio sin espacio
en algún instante de este tiempo sin tiempo
me asalte en un recodo el minotauro
y al mirarlo constate lo que yo ya sabía
que tiene mi mismo rostro

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo puedo decir que me ha encantado, Ariadna.

Espero que del encuentro con el Minotauro, contigo misma, salgas renovada, reforzada, o al menos salgas, que ya tiene mérito, siendo un laberinto.

¿Has pensado qué vas a usar como ovillo, para no perderte, si es que vas a usar algo?

Un abrazo. :-)

Rosalía dijo...

Gracias, Vicent

Lo del ovillo es importante, tienes razón. Afortunadamente, saberme mirada con ojos amorosos es la mejor garantía para emprender un camino así...

Un abrazo