El Dios que me habéis mostrado
tiene los dedos tiernos
como los del padre primerizo
que esculpe su mano para la caricia
-una mano tatuada de nombres
con trazo indeleble.
El Dios que fue tejiendo nuestro encuentro
es un Dios descabellado
un beso todo trenzado de alientos
conspirando contra la certidumbre
haciendo del miedo una guirnalda
que venga a embellecer el desconcierto
o un cosquilleo que nos ría las solemnidades
Nuestro ajado lenguaje quedó abolido
por sus silencios y su Palabra
ahora tan sólo hay presencia de Amor
y hermanos de ella habitados
martes, 2 de septiembre de 2008
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